[...] Hoy por la mañana decidí sepultarlo, usé la misma acequia. Me las arreglé para improvisar una lápida con el espejo de pie de la biblioteca, y procuré no mirarme en el reflejo infame mientras tallaba con rudeza su nombre. Sé que le debo la vida, pero no encomendé su alma a Dios: preferí maldecirlo por las preguntas que jamás habrá de contestarme.
Muy oportuno, Moret, quizás hasta evitaste que yo mismo te matara. [...]
Muy oportuno, Moret, quizás hasta evitaste que yo mismo te matara. [...]
Fragmento.
"El arte del doctor Moret" integra la primera antología de Cuentos de La Abadía de Carfax.
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